Cuentos Z - Un simple plan (parte I)


Un simple plan

Miró por entre las rendijas de la persiana y pudo divisar a doce de ellos deambulando por la plaza. Observó más detenidamente y la suma ascendió a diecinueve. Esos sin contar los que habría en el edificio, y los que su campo visual no lograba mostrarle desde el segundo piso del hotel.
     Necesitaba la bicicleta, pues sabía que a pie y con el peso de la mochila iba a perder una de las dos ventajas que se tienen con respecto a los zombies: velocidad. La otra en algunos humanos es discutible, pero se supone que en nuestra condición de seres pensantes la poseemos, la inteligencia.

     Pensó en varias oportunidades tomar un auto, pero el tiempo que le llevaría encenderlo sería el suficiente como para que un grupo importante de caminantes lo rodearan y se sirvieran de él como si fuese la cena.
     Se autoconvenció también que cualquier vehiculo que necesitase gasolina para su funcionamiento, se iba a convertir tarde o temprano en una molestia. Así que lo mejor sería encontrar algo rápido, liviano y sin consumo de gasoil.

Al menos desde su óptica eso resultaba una gran idea.

     El plan parecía a priori ser bastante simple, pero no por ello dejaba de ser peligroso.
Debía descifrar como hacer para descender por las escaleras del hotel sorteando vaya a saber uno cuanta cantidad de zombies. Para luego enfrentarse a los que deambulan por las calles, atravesar la plaza, hacerse del rodado y salir huyendo del lugar.
     Su particular personalidad neurótica-obsesiva le hizo dividir la misión en tres etapas

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